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lunes, 12 de marzo de 2018


Resumen:

Pulula la idea por ahí de que en las clases de hoy en día se ha perdido el valor del esfuerzo, y que esto se debe en gran medida a la falta de exámenes. Hay quien echa de menos los duros métodos de antaño, y quien se escandaliza ante esto, y cree en un modelo más liberal, con cada vez menos tarea y exámenes. ¿Quién se equivoca?

Según un grupo de expertos pedagogos, la clave está en que el alumno esté motivado; que tenga un interés en lo que estudia y en cómo lo hace, y para ello es necesario que vea que estudiar merece la pena. El esfuerzo es necesario, sí, pero tanto por parte del alumno como por parte del centro y el profesorado. Se debería dedicar más recursos a aquellos alumnos con dificultades, y sobre todo entender que los exámenes o la EBAU no son en absoluto una medida del esfuerzo, ni tampoco lo fomentan. La pedagogía del esfuerzo depende del sentido que el alumno encuentre al trabajo que le toca y del ejemplo del profesor, así como de la esperanza en el futuro. Tristemente, vivimos en una sociedad materialista en la que impera la mediocridad cultural, lo que no fomenta la capacidad de los jóvenes de soñar con horizontes que merezcan la pena. Ademas, otro de los grandes problemas de  nuestra sociedad actual es la difusión y aceptación genera del modelo de éxito fácil que nos ofrecen los anuncios, los programas de televisión, etc. Es mentira que se pueda aprender inglés en cuatro días y sin esfuerzo, y lo peor de que ese tipo de mensajes calen en la gente es que se deja de valorar la constancia del trabajo diario, llegándose a ver como algo negativo. El problema no reside en las escuelas, sino en nuestra cultura. Y traerlo como algo tan banal como exámenes sí, exámenes no, no va a solucionar nada.

¿Qué opino yo de todo esto?

Hace apenas unos días, nuestro profesor de psicología nos dio una entusiasta charla sobre la importancia del esfuerzo en nuestra sociedad. Nos explicó que en nuestro currículum podíamos a grandes rasgos seguir dos vías; la vía de la felicidad y la vía del esfuerzo. Brevemente, la vía de la felicidad consiste en hacer lo que te apetece en el momento, y te garantiza la felicidad inmediata, mientras que la vía del esfuerzo, aunque no te lleve a hacer lo que más te gustaría en el presente, es la única que te puede llevar a alcanzar cualquier objetivo que te propongas. También nos habló del menosprecio al esfuerzo que parece primar en nuestra sociedad. Aunque lo neguemos en un principio, lo cierto es que se valora mas al que sin hacer mucho es exitoso, que al que con trabajo y tesón logra resultados "mediocres". Vivimos en una sociedad en la que, y aquí cito textualmente, "al que todo lo tiene, todo se le regala, y al que nada tiene, todo se le cobra".

Algo tan cierto y a la vez tan terriblemente injusto, desde luego me dio que pensar. Entre otras cosas, se me vinieron a la mente esas ideas que ahora están tan de moda, como eliminar los exámenes  incluso las tareas. A mí siempre me habían parecido algo en principio positivo, pero ahora no podía evitar pensar que eran simplemente una forma más de caer en la vía de la felicidad, una muestra más del peligroso desprecio al esfuerzo. Por eso, cuando vi un artículo que trataba precisamente de este tema, supe que era lo que estaba buscando. Y no me decepcionó. Estoy totalmente de acuerdo con todo lo que en él se expone (lo que ya es raro, tratándose de un artículo de opinión) pero es que da en el clavo una y otra vez. No solo deja claro que las repuestas a este problema no son para nada sencillas, sino también que es un asunto clave para nosotros , algo que debería preocuparnos muy seriamente. Al fin y al cabo, sin esfuerzo, no hay recompensa. Por mucho que digan lo contrario.





Beatriz Sánchez Villar