Cada vez son más las familias españolas que contratan clases
particulares para completar o ampliar la formación de sus hijos. Los profesores
de apoyo que siempre había en los hogares pudientes se han extendido también
entre los que tienen pocos recursos, en concreto lo utiliza el 30% de los
hogares humildes y el 58% de los pudientes, casi duplica la cifra del año
pasado. Tanto los alumnos de la pública como de la concertada tienen
prácticamente el mismo gasto en clases de refuerzo y recuperación de
asignaturas troncales. Lo hacen porque ha aumentado la preocupación por la
educación de los hijos, y de que tienen que ser más competitivos porque el
mercado laboral está cada vez más difícil y desfavorable para ellos, y las
familias están dispuestas a hacer un esfuerzo adicional donde haga falta.
Los estudios y datos hablan de que dos terceras partes van
para idiomas, música, pintura... y el restante va para reforzar y recuperar materias
curriculares como lengua, matemáticas… que se supone que estas asignaturas no
necesitarían de un apoyo extra y parecería que la escuela no está cumpliendo su
función.
El gasto aumenta según va avanzando la escolarización. En bachillerato
es donde más dinero se gastan en particulares de asignaturas centrales, ya que
esta la preocupación de no sacar la nota deseada para después entrar en la
carrera que deseen.
Pero también lo que ocurre es que hay un gran gasto para
refuerzo de asignaturas en Primaria por parte de las familias de la escuela pública.
Por concluir, en mi
opinión la forma de enseñar en los colegios e institutos está fallando, todo el
dinero que se dejan las familias en particulares se podría ahorrar si el número
de alumnos en las aulas se redujese para que el profesor pudiese focalizarse en
la atención de cada alumno, y si no es suficiente que el mismo instituto
proporcione clases de refuerzo, aunque muchas veces el recurrir a clases
particulares es porque no se entiende al profesor en cuanto a su manera de impartir
la clase.
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