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lunes, 7 de febrero de 2022

El 24% de los estudiantes recurre a las bases particulares para completar su educación


  

  Durante la crisis económica las familias dejaron de comprar ropa, renunciaron a los restaurantes y racionaron las visitas al supermercado, pero no prescindieron de las clases particulares, que les suponen a las familias un gasto anual de 751 euros. Un estudio realizado recientemente demuestra que ese gasto está creciendo de forma sostenida, incluso durante la crisis, y que tiene cada vez más peso en el presupuesto familiar. En una década se ha triplicado: de los 246 millones de euros que suponía en 2006 ha pasado a 732 millones en 2017. Esta costumbre, que solía considerarse un lujo, hoy en día es un elemento casi imprescindible de la educación de los estudiantes.

    La tendencia parece apuntar a una demanda creciente en todos los hogares, reflejando una conciencia cada vez más generalizada en todas las clases sociales de que invertir en clases particulares podria funcionar como condición para asegurar el acceso a las oportunidades de futuro de los hijos. 

GASTOS MEDIO EN CLASES PARTICULARES: (En hijos de entre 16 y 18 años)

HOGARES CUYO GASTO GENERAL ES.... 

  - MENOR- 547 EUROS.

  - MEDIO- BAJO- 660 EUROS.

  - MEDIO- 688  EUROS.

  - MEDIO- ALTO- 840 EUROS.

  - MAYOR- 1023 EUROS.

    Sorprendentemente, donde más crece el gasto proporcionalmente es en los hogares con rentas medias y medias- bajas. Las familias podrían estar bajando su confianza respecto a la escuela y recurriendo a clases particulares porque les dan una ventaja añadida a sus hijos que no encuentran de otro modo. Las familias ricas también lo piensan, pero su punto de partida era más alto, porque son las que mas gastan en esas clases. 

    Una de las mayores causas de esto es que se ha creado un clima generalizado de competitividad, sobre todo en el momento previo  al acceso a la Universidad, clima que quizás antes no existía de igual modo, al menos de un modo tan exagerado en los últimos años. 

    En mi opinión, debería demostrarse que los centros educativos ofrecen una enseñanza competente y completa, que no necesita ser reforzada con clases particulares, que los centros pueden ser elementos compensadores de desigualdades, y ofrecer a cada uno lo que necesita. No se puede permitir que la imagen de la enseñanza, especialmente la pública, sea una preocupación para las familias.

    Por otro lado, creo que el incremento de los alumnos que asisten a clases particulares refleja un deterioro de la educación en nuestro país. Si un alumno sin dificultades académicas previas no puede aprobar alguna asignatura sin la ayuda de un refuerzo externo deberíamos preocuparnos por la enseñanza que se está impartiendo.

    La solución debería buscarse dentro del propio centro, nunca fuera, ya que está claro que el problema nace allí, surge allí y es allí donde debe superarse. Un ejemplo de esto se ve claramente en el aprendizaje de los idiomas. Muchos estudiantes se ven obligados a apuntarse a clases de ingles, francés o algún otro idioma, generalmente en academias privadas, para poder sacarse una determinada titulación, habilitación, a pesar de cursar dichos idiomas en sus centros educativos. Quieren que seamos alumnos bilingües pero la formación que nos procuran no consigue que lleguemos a ese objetivo.

    Además, creo que es preocupante la exigencia y competitividad que se genera alrededor del acceso a la universidad, sobre todo a determinados grados, con las notas de corte. Cada vez es más difícil conseguir matricularse en algunas carreras y muchos alumnos emplean todos los recursos que poseen para conseguirlo.  Pero no todos disponen de esos recursos. Lo triste es saber que  loa alumnos con más posibilidades  económicas van a tener mayores oportunidades para estudiar lo que quieran. la educación pública debería asegurar que todos, independientemente de clase social, de su procedencia y de sus recursos puedan tener las mismas oportunidades. 


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